¿OVNI ESTRELLADO EN GRAN CANARIA?

El 21 de abril de 2010, varias personas en tierra y algunos tripulantes desde un barco, observaron cómo un objeto metálico de formas difusas impactaba contra las aguas. Enseguida, se puso en marcha ¿ una operación de rescate, en la que tomaron parte lanchas, barcos * y helicópteros, aunque sin ningún resultado en el momento de escribir estas líneas. Curiosamente, no es la primera vez que en 1 territorio canario sucede un incidente de esta clase..

para la tripulación del barco turístico Salmón VI, aquella tarde del 21 de abril de 2010 parecía una jornada rutinaria. Una vez más efectuaban la travesía entre Puerto Rico y Arguineguín, localidades pertenecientes al municipio de Mogán, al sur de Gran Canaria. Nadie podía presagiar que apenas unos minutos más tarde, concretamente a las 16:05 horas, un artefacto metálico, de formas no definidas y bastante lejano, iba a precipitarse contra el mar, dejando tras de sí una larga estela de humo negro. El marinero Lionel Artiles Cabrera fue el primero en observar el aparato, avisando inmediatamente a Juan Antonio Martín García, experimentado navegante y patrón del barco, que en ese momento estaba al timón junto a Francisco Trujillo. Los tres tripulantes se quedaron atónitos contemplando las evoluciones del objeto no identificado, el cual parecía que iba a caer al agua de un momento a otro. Pero cuando estaba próximo a la superficie marina, varió sucumbo, aproximándose al suroeste de Gran Canaria, y luego desapareció en completo silencio, sólo roto por el sonido del mar y del motor del barco. Ante la gravedad del asunto, Juan Antonio Martín informó rápidamente a las autoridades de la supuesta caída de una aeronave en las inmediaciones de las siguientes coordenadas: 27°45'30"l 015°48'30"W, a unas seis millas náuticas aproximadamente de la costa SSW de Puerto Rico.

SE MOVILIZAN LOS EQUIPOS DE RESCATE

La reacción de las autoridades no se hizo esperar, y como primera medida se movilizó un helicóptero del Grupo de Emergencia y Salvamento (GES), que sobrevoló concienzudamente la zona indicada por los tripulantes del Salmón VI, sin obtener resultado alguno: ni un solo objeto o resto flotante, ni manchas de hidrocarburos, ni balizas, ni salvavidas...

 

Luego se hizo a la mar la embarcación Menkalinan, perteneciente a Salvamento Marítimo y con base en el vecino puerto de arguineguín, seguida a continuación por una lancha rápida de Guardia Civil con base en Puerto Rico. Tras patrullar la zona, ambas embarcaciones regresaron de vacío. Dado que no se encontró vestigio alguno que apuntara a un siniestro en el mar, sobre las 20 horas terminó el dispositivo de búsqueda. Paralelamente, el puesto principal de la Guardia Civil de arguineguín realizó las gestiones oportunas, contactando con la torre control del aeropuerto de Gando y con el aeroclub de San Agustín En ninguno de ambos centros se había recibido información de ningún incidente, pues todas las aeronaves de las que tenían const ancia habían regresado sin novedad. El enigmático objeto no fue detectado por ningún radar, ni su desaparición fue reclamada nadie. Mientras todo esto sucedía, una patrulla de la Benemérita puso en contacto con los tripulantes del barco, que refrendaron información facilitada desde un principio. Sin duda, los marineros del Salmón VI cumplieron fielmente con su deber de avisar a las autoridades, para que pudieran socorrer a supuestos accidentados en el mar. Pero el hecho de no hallar ningún rastro aparato volador, ni en esa jornada ni en días sucesivos, provocó que surgieran las dudas .

Afortunadamente, los tres navegantes no fueron los únicos testigos de este extraño suceso, pues se tiene constancia de que un grupo de muchachos que estaban practicando surf en la playa de Tauro, a poco más de dos kilómetros al oeste de Puerto Rico, presenciaron la caída del artefacto al agua. Estos jóvenes se pusieron en contacto con Lionel Artiles y le dijeron que habían contemplado más o menos las misma escena que él y sus compañeros desde el buque. Así pues, parece claro que muchos más testigos observaron, al menos, el llamativo rastro de humo negro que surcó el cielo. Aquella tarde las condiciones eran inmejorables. Además, la zona marítima en la que tuvo lugar el suceso es frecuentada por todo tipo de embarcaciones recreativas y aviones publicitarios. Por si fuera poco, las playas estaban repletas de bañistas y numerosos hoteles y apartamentos tienen unas privilegiadas vistas al mar.

En la edición del diario La Provincia y Diario de Las Palmas del día 22 de abril de 2010, apareció una escueta noticia con el título Una llamada sobre la supuesta caída de una avioneta dispara la alerta. Únicamente daba cuenta del amplío dispositivo de búsqueda y de su resultado negativo. En las jornadas siguientes, la prensa prácticamente no se hizo eco del incidente.

UN OBJETO «INTELIGENTE»

Juan Antonio, Francisco y Lionel llegaron a pensar que el artefacto tal vez estuviera más lejos de lo que estimaron por vez primera, llegando a la conclusión de que posiblemente la aeronave humeante se perdió detrás del horizonte... Pero, aunque esto fuese así, ¿por qué no tomar tierra en vez de internarse en el océano? Cuantas más vueltas le daban al asunto, menos claro les parecía. Entonces, una idea cobró fuerza entre los experimentados marineros de la zona: el aparato volador podría tratarse de un señuelo para atraer la atención de las Fuerzas de Seguridad del Estado, con el objetivo de que una avioneta introdujera un cargamento de estupefacientes en otro lugar de la costa. Pero esta teoría no convence en absoluto a los policías y guardia civiles a los que consulte sobre el enigmatico suseso, lo que ahonda aún más el misterio. En el momento de escribir estas líneas, todo es confusión alrededor del asunto. Algunas personas quisieron identificar el objeto volador con la entrada en la atmósfera de un meteorito o incluso chatarra espacial, que en su caída habría dejado el trazo de humo negro en el cielo. Pero lo cierto es que los testigos no escucharon ningún sonido ni vieron llamas y, desde luego, su apariencia no se correspondía con la de un bólido ni con restos de satélites. Los rastros de humo negro en los meteoritos y demás objetos celestes son poco usuales, a lo que se une el hecho de que el objeto variara su rumbo, acercándose a la isla.



DE MOMENTO... UN OVNI

La zona aérea en cuestión tiene un tráfico intenso de avionetas, ultraligeros y helicópteros. Además, en la misma tienen lugar bastantes actividades lúdico-deportivas, así que muchos piensan que alguno de estos aparatos podría haberse estrellado contra el mar. El rastro de humo, por tanto, sería causado por la combustión de algún tipo de carburantes o del propio aparato.

De todos modos, debido a la gran distancia que separa el lugar del impacto y la costa, queda descartado que se tratara de un ultraligero, porque están dotados de motores de dos tiempos y poca autonomía. Internarse tanto en el mar y un suicidio son la misma cosa. Por otro lado, el escaso volumen de estos aparatos voladores dificulta que sean vistos si se precipitan al mar. En caso de que se tratase de una avioneta o un helicóptero en apuros, ¿por qué no emitir la señal internacional de socorro? ¿Por qué no tomar tierra para facilitar el rescate? Por otro lado, siempre habrá alguna persona que reclame al ocupante u ocupantes de la aeronave siniestrada. Por si fuera poca la extrañeza de todo este asunto, se añade que la zona en la que cayó el artefacto, coincide con un «declive» de la plataforma insular sumergida, descendiendo abruptamente desde los 200 hasta los 1.000 metros de profundidad. ¿Es posible, entonces, que el lugar fuese escogido intencionadamente? De momento, carecemos de respuestas para ésta y otras cuestiones relacionadas con el caso. Obviamente, mientras no se halle una explicación racional al incidente, se trata de un caso OVNI con todas las de ía ley.