HOUDINI

La época comprendida entre finales del siglo XIX y principios del XX es considerada por la mayoría de los expertos como la era dorada del ilusionismo. Nunca antes se había exhibido en los escenarios tal derroche de talento e innovación con el único propósito de sorprender al público. La historia de este periodo pasa por nombres escritos con letras doradas en los anales de la magia: Robert Houdin, Kellar, Devant y otros que pusieron lo mejor de su arte y de su talento para crear efectos nunca antes vistos. Entre todos ellos destacó con luz propia Harry Houdini, el rey indiscutible de la magia espectáculo, un hombre fruto de la época en que la sociedad se dividía entre los remanentes de la superstición antigua y el triunfo de una ciencia imparable que se manifestaba en todo su esplendor. Lo viejo aún no había muerto, lo nuevo aún no había nacido.

Sus detractores afirmaban que el genio Houdini era más un escapista, un artista de las fugas, que un verdadero ilusionista. Argumentaban que cuando se alejaba de los candados y las cadenas su magia era ciertamente mediocre. Desde luego, sus números de escapismo y un magistral manejo de la publicidad y las relaciones públicas le pusieron a un nivel diferente del resto de los magos de su tiempo, pero ello no quiere decir que como ilusionista no fuera igualmente genial. En 1918, en el teatro del hipódromo de Nueva York, llevó a cabo una hazaña que aún hoy asombra por su complejidad.

Hizo desaparecer a un elefante ante los ojos de la atónita audiencia que había acudido a ver su espectáculo. Aún hoy se debate cómo consiguió Houdini hacer desaparecer al paquidermo.

Este efecto fue uno de los puntos culminantes del arte del ilusionismo escénico Incluso existe un libro dedicado casi en exclusiva a desarrollar la historia de este fascinante truco, Hidding the elephant (Escondiendo al elefante), de Jim Steinmeyer.

Harry Houdini derrochaba a parte iguale talento y carisma.

Nunca antes se había exhibido en los escenarios tal derroche de talento e innovación con el único propósito de sorprender al público.

La historia del ilusionismo ha consagrado páginas de oro a Houdini, dejando muchas veces en el tintero el talento de otros ilusionistas de similar mérito que contribuyeron también a marcar toda una época. A vuelapluma podríamos mencionar a los hermanos Davenport y sus "gabinetes cacofónicos", en los que una orquesta de presuntos espíritus de difuntos interpretaba extrañas melodías con instrumentos musicales. También son destacables los ingenios construidos por John Nevil Maskelyne, uno de los introductores de la tecnología en el terreno de la magia, o los magos que hicieron aparecer fantasmas reales en los escenarios y que han servido de inspiración para recientes éxitos cinematográficos.

Fue la época en la que se crearon algunos de los trucos que se han convertido en clásicos e imprescindibles dentro del género: las levitaciones, los cuerpos humanos serrados o atravesados por espadas, la lectura de mentes, las cabezas parlantes y las desapariciones de personas, animales y objetos de todo tamaño y condición. Siendo exhaustivos, la lista se prolongaría mucho más e incluso podríamos incluir los trucos de cámara de los primeros fotógrafos y cineastas de la historia, como el español Segundo de Chomón que, no en vano, también era ilusionista.

Harry Houdini nació en Budapest, Hungría, el 24 de marzo de 1874 en el seno de una familia judía profundamente apegada a sus tradiciones. De hecho, su padre era rabino. Su verdadero nombre era Ehrich Weiss. Su familia se trasladó a Appleton, Wisconsin, cuando él tenía cuatro años, debido a que su padre había sido designado rabino de una nueva congregación.

 

Para ayudar a su familia a superar las dificultades económicas, Ehrich no tuvo más remedio que ponerse a trabajar desde muy pequeño. Cuando apenas tenía ocho años, trabajó vendiendo periódicos y lustrando zapatos en las calles.

Sus números bajo el agua estuvieron cerca de quitarle la vida en más de una ocasión

su padre lo llevó a ver al Dr. Lynn, un mago viajero. El pequeño se sintió fascinado ante el espectáculo y sintió nacer en su interior la vocación de ser artista. Cuando tenía nueve años, Ehrich y sus amigos del barrio formaron un pequeño circo infantil, donde actuaría por primera vez ante una audiencia, el 28 de octubre de 1883, con el nombre de Ehrich, The prince ofthe air, contorsionista y trapecista.

No por ello dejó de trabajar. A la edad de 11 años se colocó como aprendiz de cerrajería, una ocupación en la que obtendría conocimientos que le serían sumamente útiles en su vida posterior como escapista. Fue en abril de 1891, a los 17 años, cuando el joven decidió seguir el camino de su vocación, abandonando su empleo en una fábrica de corbatas y embarcándose en la que ya sería su definitiva carrera como ilusionista. Pronto Houdini logró una moderada celebridad gracias a su talento para escapar de cuerdas atadas a su alrededor en cualquier forma imaginable. Estaba hasta tal punto seguro de su capacidad de liberarse de cualquier ligadura que en sus actuaciones ofrecía una recompensa de 25 dólares a cualquiera de entre el público que consiguiera atarlo de manera que no pudiera escapar. A pesar de que muchos lo intentaron, nadie fue capaz de cobrar el premio. Fue durante este periodo cuando conoció a la que sería el amor de su vida, Beatrice Rahner, que en julio de 1894 se convertiría en su esposa, Bessie Houdini.

Fue en abril de 1891, a los 17 años, cuando el joven decidió seguir el camino de su vocación.

La carrera artística de Houdini estuvo influida por el famoso ilusionista francés Jean Eugene Robert-Houdin, por el que el estadounidense sentía una profunda admiración. Ehrich conoció su figura y su trabajo a través de un libro llamado The memoirs of Robert-Houdin, ambassador, author, and conjuror, written by himself (Memorias de Robert-Houdin, embajador, autor y mago, escritas por él mismo). Fue a partir del nombre "Robert-Houdin" que Houdini improvisó su propio nombre agregando una "i".

El momento en el que la carrera de Harry Houdini daría un giro definitivo llegó en 1899 cuando conoció al representante artístico Martin Beck. Impresionado por una actuación de Houdini en la que se liberaba sin esfuerzo de unas esposas, Beck le aconsejó concentrarse en los actos de escapismo y le consiguió un contrato con el circuito de variedades Orpheum. Pocos meses después ya actuaba en los mejores cabarés y teatros del país. En 1900, Beck preparó para Houdini una gira europea. Fue precisamente durante esa gira, cuando se encontraba actuando en Londres, que se produjo una anécdota que contribuiría a cimentar su fama. En la capital británica sorprendió a los oficiales de Scotland Yard liberándose de unas esposas presuntamente "a prueba de escape" que eran el orgullo de la policía del Reino Unido.

Houdini fue una sensación en Europa, donde llegó a ser conocido como "El rey de las esposas". En cada ciudad, Houdini desafiaba a las autoridades locales a que consiguieran retenerle en sus cárceles y comisarías. En muchos de estos escapes, Houdini era encerrado completamente desnudo. En Rusia Houdini escapó del transporte que le conducía a una prisión de Siberia. En Alemania demandó ante los tribunales a un agente de policía, Werner Graff, que afirmaba que Houdini conseguía sus espectaculares fugas a través del soborno. Houdini ganó el juicio cuando abrió la caja fuerte del juez (que obviamente no había sido sobornado).

La vida comenzaba a mostrarte a Harry Houdini su cara más amable. Prácticamente del día a la noche pasó de ser un modesto artista que ganaba 18 dólares por semana a una celebridad mundial cuyos ingresos se multiplicaron por cien.

Houdini fue una sensación en Europa, donde llegó a ser conocido como "El rey de las esposas".

Durante la Primera Guerra Mundial, Houdini prestó sus servicios al Gobierno de Estados Unidos, actuando en campamentos y, según cuentan algunos biógrafos, haciendo labores de espionaje. Houdini mantuvo durante años contactos clandestinos con los servicios secretos de EE UU y Reino Unido para informar de lo que veía en sus múltiples viajes alrededor del mundo. Todo ello a cambio de que lanzaran su carrera al ámbito internacional. Fue además un experto criptógrafo, capaz de descifrar casi cualquier mensaje en clave que cayera en sus manos.

Uno de los escapes clásicos que se asocian con Houdini es La metamorfosis. El ilusionista era atado e introducido dentro de un saco. Éste, a su vez, era colocado en el interior de un baúl.


El baúl era atado y sujetado con candados. Entonces una ayudante subía encima del baúl, levantaba una cortina y al instante siguiente la cortina bajaba mostrando a un Houdini liberado en el lugar que ocupaba la ayudante.

 

Entonces se abría el baúl, se desataban las cuerdas del saco y, milagro, la asistente se encontraba dentro de la caja: ambos se habían intercambiado o metamorfoseado por arte de magia.

 

Este número sigue siendo espectacular hoy en día y se cree que Houdini lo ejecutó más de diez mil veces en toda su carrera.

El mago consiguió escapar de calabozos de medio mundo.

El código de la muerte

Entre 1907 y 1910, Houdini actuó con gran éxito por Estados Unidos. A causa de la profusión de imitadores y una disminución de la audiencia, el 25 de enero de 1908 Houdini dio un nuevo giro a su carrera, dejando a un lado sus números de esposas y comenzó a realizar espectaculares escapes de un tanque cerrado lleno de agua o leche. El peligro real de muerte atrajo de nuevo al público a sus espectáculos. Houdini invitaba al público a idear nuevas formas de encerrarle e inmovilizarle, de las que invariablemente lograba escapar, incluidas cajas de ma­dera cerradas con clavos y su­mergidas bajo el agua, camisas de fuerza, sacas de correos y hasta el vientre de una ballena que se encontraba en Boston. Las cerveceras retaron a Houdi­ni a que escapase de un tanque lleno de cerveza, lo que le acabó causando uno de los accidentes más graves de su carrera.

Al morir su madre, a la que idolatraba, quedó tan afectado por quienes explotaban la credulidad de la gente afirmando poder contactar con los difuntos que consagró su vida a desenmascarar a los falsos médiums, reproduciendo y denunciando sus trucos.

Houdini invitaba al público a idear nuevas formas de encerrarle e inmovilizarle, de las que invariablemente lograba escapar.

Harry Houdini, antes de morir, preparó una prueba definitiva contra su tan aborrecido espiritismo. Ideó un código que comunicaría a su mujer si le era posible en el plazo de diez años tras su muerte. Ningún médium consiguió comunicarle el código correcto.

Entre 1918 y 1921 se dedicó prioritariamente al cine. Fundó una compañía cinematográfica para producir una serie de 15 episodios llamada The Master Mystery. Houdini interpretó también el papel protagonista en las películas The Grim Game y Terror Island.

También empezó a dedicar su tiempo a otras aficiones: quiso ser recordado como uno de los pioneros de la aviación y en 1910 fue la primera persona en sobrevolar Australia, con un biplano que había llevado hasta allí.

A pesar de que las películas de Hollywood representan a Houdini muriendo ahogado durante su espectáculo, la magia no tuvo nada que ver con su desaparición. El 22 de octubre de 1926 retó a un par de jóvenes, en Montreal, a que le golpearan en el abdomen con todas sus fuerzas. El arrogante cincuentón aseguró que podía resistirlo sin problemas. Hay quien dice que no le dio tiempo a prepararse y uno de los puñetazos le reventó el apéndice.

Al día siguiente, Houdini milagrosamente cumplió con sus actuaciones, con las que concluía su temporada en Canadá. A pesar de que su condición empeoraba por momentos, abordó el tren hacia Detroit, donde tenía el compromiso de hacer una función en la noche del lunes 24 de octubre, sin solicitar asistencia médica. Cuando llegó a su destino, Houdini sufría fiebre alta y continuos escalofríos. Su esposa le suplicaba que se pusiera en manos de un médico, pero al oír las noticias de que las localidades del teatro estaban agotadas decidió actuar. El público de esa noche difícilmente pudo darse cuenta de que el artista se estaba muriendo. Ésa fue su última actuación. Houdini se desmayó y fue llevado al hospital Grace, donde fue sometido a cirugía mayor de urgencia durante la mañana del siguiente día. Poco se pudo hacer para detener la infección. Houdini susurró a su hermano Hardeen, "estoy cansado de luchar. Creo que esta cosa me va a vencer". Finalmente, el mago cerró sus ojos por última vez.

Houdini murió la noche de Halloween de 1926, víctima de una peritonitis, según la versión oficial, pero los rumores de que fue asesinado continúan hasta hoy día. Sus descendientes incluso piensan en exhumar sus restos para averiguar si las sospechas son ciertas.