Pocos sucesos han suscitado tanta atención como el llamado caso de la mano cortada, ocurrido en un piso de la madrileña calle de la Princesa a principios de 1954.

Varios factores contribuyeron a aumentar el misterio de la mutilación del cadáver de la joven Margot Shelly, de 36 años. Sobre todo el hecho de que quien llevó a cabo tal acción fue su propia madre, Margarita Ruiz de Lihory, una aristócrata cuya vida no tenía nada que envidiar a la de la famosa espía Mata Han. ¿Por qué la marquesa de Villasante le cortó la mano a su hija? Se dijo que fue un acto de brujería o de locura irrefrenable. Más tarde, entre las explicaciones que se buscaron o se inventaron se incluyeron extrañas y dudosas conexiones con nazis y extraterrestres procedentes de un lejano planeta llamado Ummo.

La multilacion no se limito a la mano: los agentes judiciales que registraron el piso de la princesa encontraron sobre una repisa del cuarto de baño los globos oculares y la lengua de la desgraciada Margot Shelly

Francisco Pérez Abellán, prestigioso especialista y divulgador de sucesos, apunta a la complejidad de la vida y la psicología de la marquesa: “Margarita Ruiz de Lihory fue, probablemente, la primera mujer española corresponsal de guerra. Llegó a trabajar para los servicios de información de Francisco Franco. Más tarde realizó experimentos con animales y quizá ahí surge su obsesión fetichista por la mano de su propia hija”.

El caso de la mano cortada, como pasó a ser llamado a partir de su publicación en las primeras planas de los periódicos de la época especialmente El Caso, provocó una verdadera conmoción social. La aparición de una pálida mano femenina flotando en alcohol dentro de una lechera provocó un rechazo inmediato hacia aquellos recipientes: miles de ellos aparecieron tirados por las calles de Mancó. Todo a causa de la impactante fotografía divulgada por los periódicos y de la escalofriante historia asociada a ella.

¿Cuales fueron realmente las motivaciones que llevaron a la marquesa de Villasante a mutilar el cadaver de su propia hija?

La mutilación no se limitó a la mano: los agentes judiciales que registraron el piso de calle de la Princesa encontraron sobre una repisa del cuarto de baño los globos oculares y la lengua de la desgraciada Margot Shelly, quien supuestamente había muerto a causa de una larga, penosa y desconocida enfermedad.

La sentencia condenatoria de Margarita Ruiz de Lihory rezaba textualmente (ABC, 16 mayo de 1964): “Por conformidad del fiscal y la defensa, ratificada por los procesados, se declaró probado que la fallecida, una hija de la procesada, ésta, horas antes de efectuarse el entierro, y en unión del otro procesado [José María Bassols], mutilaron el cadáver separando del mismo la mano derecha, extirpándole los ojos y cortándole el tercio anterior de la lengua, y guardaron todo ello en diversos recipientes en su propio domicilio, donde también conserva gran numero de cabezas y vísceras de perros y pájaros. Tales hechos los realizaron con el fin de conservar aquellos miembros como un recuerdo”. La Audiencia de Madrid condenó a la marquesa y a su amante (Bassols) como autores de un delito de profanación de cadáveres y otro contra la salud pública, con la agravante de parentesco respecto a la procesada. Pero las penas fueron menores, tan sólo debieron pagar multas.

El caso de la mano cortada ocupo las primeras planas de los periódicos de la epoca

La marquesa se defendió argumentando que las mutilaciones fueron resultado de la adoración que sentía por Margot. Durante el juicio afirmó que su hija ‘era una santa y quise conservar partes de su cuerpo como reliquias. ¿Acaso los católicos no veneran con respeto la lengua de san Antonio en Padua, el brazo de san Vicente Ferrer en Valencia o el famoso brazo de santa Teresa?”. Pero nadie se lo creyó y el misterio persistió. ¿Cuáles fueron realmente las motivaciones que llevaron a la marquesa de Villasante a mutilar el cadáver de su propia hija? La clave del secreto puede estar en el palacete que la aristocrata poseía en la calle Mayor de la ciudad Albacete. Según su mayordomo, Andres Gómez Honrubia, allí sucedían cosas muy extrañas. Este confidente afirmó que el palacete era el “cuartel general” de la marquesa, donde estaba el “cuarto del moro”, un sótano al cual se descendía a través de una trampilla de hierro que sólo podía levantarse entre dos personas. En él permanecía muchas horas; no sé exactamente lo que hacía allí, pero sí sé que con frecuencia subía con una palidez cadavérica”, contó al periódico Levante en febrero de 1954.

La marquesa criaba en sus domicilios de Madrid, Valencia, Barcelona y Albacete a unos 80 perros, 20 gatos y otros animales. Una de las perras llevaba un collar de oro. Otra tuvo un parto sobre una cama de matrimonio. Pese a estas excentricidades, la aristócrata mantenía a la mayoría de los animales en pésimas condiciones higiénicas y alimentarías. Muchos estaban enfermos y esqueléticos. A veces el hambre era tal que se comían los cadáveres de sus semejantes. Cuando alguno de los animales moría, Margarita Ruiz tenía la morbosa costumbre de fotografiarse junto al cadáver. Después los disecaba o experimentaba con ellos. La policía halló algunas cabezas de perro en soperas de plata. La singular mujer proporcionaba escasa comida a sus criados y odiaba a los pobres. “Jamás se le ha visto dar una limosna”, dijo su mayordomo.

El confidente afirmo que el palacete era "cuarte general" de la maequesa, donde estaba el " cuarto del moro", un sotano al cual se descendia a traves de una trampilla de hierro que solo podia levantarse entre dos personas

MAGIA NEGRA

Según la periodista y escritora Rosa Villada, Margarita Ruiz realizaba rituales de magia negra aprendidos entre los bereberes del Magreb. “Ella fue una espía doble y amante de un líder revolucionario magrebí. Seguramente hizo prácticas de magia de tipo necrófilo, de modo ritual y que luego siguió practicando en España”, afirma Villada.

El investigador Fernando Rosillo ha averiguado que la mujer se licenció en Derecho, estudió piano, fue periodista y pintó retratos de personajes ilustres al pastel. En su polifacética vida también escribió guiones para radio, protagonizó una película y ejerció de espía en la guerra de Marruecos, logrando conquistar al temido Abd-el-Krim. “Además
afirma Rosillo se jactaba de mantener buenas relaciones con Franco y algunos de sus allegados, a quienes tenía por amantes”.

rumoreaba que la marquesa de Villasante realizaba orgías y resolvía temas políticos en su alcoba. Entre gemidos de amor y risas sarcásticas de personajes importantes, los animales aullaban desesperados olfateando las pieles de sus congéneres sujetas a las paredes de alguna habitación prohibida de aquella escalofriante mansión.

MARGOT, LA FEUCHA

Se decía que Margot, fruto de la relación de Margarita Ruiz con un valenciano de origen irlandés la pareja tuvo otros tres hijos, era “feúcha, pasilarga y distraída”, y que jamás había encontrado novio. Aun así, era la preferida de la marquesa. Por otro lado se comentaba que, al contrario de lo que decía la excéntrica mujer, ésta no se llevaba demasiado bien con su hija, muy religiosa y recatada. Según una vecina de Albacete, Caridad Díaz, que conoció a Margot Shelly, era una mujer “muy buena” que atendía de forma desinteresada a los enfermos albaceteños. El marido de Caridad, Abundio Díaz Verdú, conoció a la marquesa de Villasante porque le alquiló uno de los sótanos del palacete para la maduración de plátanos y otras frutas. “Parecía una mujer muy educada y cordial. Pero se decía que compraba penicilina, algo muy caro en aquella época, para suministrársela a sus animales”, recuerda Abundio Díaz.

Hoy todavía existen dudas sobre la mutilación de Margot. Los informes médicos dijeron que aquello había sido obra de un experto cirujano. “Es una obra maestra, una operación perfecta”, dijo un ayudante de los médicos forenses tras la exhumación del cadáver. ¿Tendría Margarita suficientes conocimientos médicos para llevar a cabo tan perfectas extirpaciones? La extracción de los ojos, por ejemplo, se había realizado con suma exquisitez, cortando los tejidos de la periferia y del nervio óptico. También se dedujo que para extraerle la lengua fue preciso que intervinieran al menos dos personas: una que mantuviera la boca abierta mientras la otra cortaba la lengua con precisión.

La mano de Margot Shelly en el lugar en que fue encontrada

LOS HOMBRES DEL ESPACIO VISITAN ALBACETE

En 1969 el caso de la mano cortada se mezcló con otra historia no menos misteriosa. El sacerdote y ufólogo Enrique López Guerrero, de Mairena del Alcor (Sevilla), recibió una carta supuestamente dictada por los habitantes del planeta Ummo a un mecanógrafo de la Tierra. Decía literalmente: “Nuestra residencia en España fue escogida en una población recoleta: Albacete. Una dama amante de los animales prestó asilo a mis dos hermanos, que, durante su forzoso encierro, pudieron realizar las primeras experiencias psicofisiológicas con mamíferos en la Tierra”.

En una carta posterior, fechada del 6 de agosto de 1971, se anunciaba que, tras experimentar con un virus extraterrestre de alto riesgo, éste había escapado al control de los ummitas (supuestos habitantes del planeta Ummo) y había infectado accidentalmente a Margot Shelly: “(...) hasta seis focos víricos se localizaron en el cuerpo de la enferma, todos ellos suficientemente profundos para no temer su irradiación exterior pero presentando la dificultad inherente a su localización. Las zonas afectadas se localizaban en globos oculares, tejido epitelial de la lengua y dermis palmar”.

Para los más crédulos aquellos renglones eran la prueba de que los hombres rubios y altos que habían frecuentado la casa albaceteña de Margarita eran, en realidad, ummitas y no alemanes nazis.

Margot Shelly, cuyo cadaver fue mutilado
Margarita Ruiz de Lihory marquesa villasante

En febrero de 1968, casi tres meses antes de la muerte de la marquesa, la entonces adolescente Rosa Villada y un grupo de amigas decidieron entrar clandestinamente en la casa precintada de la ya depauperada ex espía. “Estaba todo cubierto con sábanas. Lo que más nos llamó la atención fue la gran cantidad de libros y de imágenes religiosas”. Las chicas llegaron a una sala que poseía una lámpara semejante a las de los quirófanos y un armario con instrumental quirúrgico, amén de una suerte de camilla, “todo como en los consultorios médicos”. La periodista también recuerda haber visto algo verdaderamente siniestro: pieles de perros colgadas de la pared.

En una carta, fechada del 6 de agosto de 1971, se anunciaba que, tras experimentar con un virus extraterrestre de alto riesgo, este habia escapado al control de los ummitas supuestos habitantes del planeta Ummo) y habia infectado accidentalmente a Margot Shelly

El impacto de la mutilación de Margot Shelley se ha perpetuado en el tiempo y aún hoy el tema es tabú entre la población de Albacete. Ya no existe la casa de la marquesa de Villasante en la calle Mayor; en su lugar se erigió el moderno edificio de la Consejería de Industria de Castilla La Mancha. Allí, Fernando Rosillo y un grupo de investigadores de lo paranormal registraron una serie de psicofonías que parecen confirmar la mala fama del antiguo “solar maldito” y del “cuarto del moro”, donde los “médicos nórdicos” realizaban experimentos con los perros de la marquesa y, quizá, con seres humanos.