MISTERIOS OCULTOS (P)

Paisaje fantasma
Es posible el viaje en el tiempo? Por increíble que parezca, muchas personas al parecer cuerdas y dignas de confianza han dicho que han viajado en los años para visitar siglos pasados.

Uno de estos casos fue investigado por Mary Rose Barrington, de la «London's Society for Psychical Research». Según Barrington, dos personas, llamadas Mr. y Mrs. George Benson, hicieron una excursión a los montes de Surrey un domingo de julio de 1954. El día había empezado de una manera extraña cuando se despertaron los dos sintiéndose inexplicablemente deprimidos. Ninguno habló al otro de lo que sentía, pues parecía ilógico en vista de las agradables perspectivas del día.

Al llegar en autobús a Surrey, la pareja decidió visitar la iglesia de la familia Evelyn en Wotton. Hacía tiempo que sentían interés por John Evelyn, un diarista del siglo XIII, y tenían curiosidad por saber cuáles de sus parientes estaban enterrados en el cementerio de la iglesia. La visita resultó tan interesante que los Benson pasaron allí más tiempo de lo que habían pretendido.

Cuando salieron al fin del cementerio, torcieron a la derecha y descubrieron un herboso sendero con altos arbustos a ambos lados. Subieron por el camino y pronto llegaron a un ancho claro donde había un banco de madera. A la izquierda del banco, el suelo estaba cubierto de hierba hasta unos árboles situados a una distancia de unos veinticinco metros. A la derecha, el terreno descendía en pronunciada pendiente hacia el fondo de un valle, en el cual podían oír el ruido de alguien que estaba cortando leña y los continuos ladridos de un perro.

Mr. Benson miró su reloj, vio que eran las doce del mediodía y desenvolvió los bocadillos que había traído la pareja. Pero Miss Benson, demasiado deprimida para comer, desmigajó el pan para arrojarlo a los pájaros. De pronto, se hizo el silencio y no pudieron oír a ningún pájaro.

Mrs. Benson refirió después su terror al sentir literalmente tres figuras amenazadoras y vestidas con negros hábitos en pie detrás de ella. Intentó volverse, pero no pudo.

Mr. Benson no vio nada, pero tocó a su esposa. El cuerpo de ésta estaba tan frío que parecía el de un cadáver. Al rato, Mrs. Benson se sintió mejor y los dos convinieron en seguir su camino.

Bajaron la cuesta y, al poco rato, cruzaron una línea férrea. Entonces, aunque habían proyectado continuar su paseo, se tumbaron de pronto en el suelo y se quedaron dormidos. Después todo pareció confuso y lo primero que recordaron fue que habían tomado en Dorking el tren que había de llevarles a casa en Battersea.

Durante los dos días siguientes, Mrs. Benson vivió en un miedo casi constante. Recordaba vívidamente el terror que la había atenazado al aparecer los tres desconocidos extrañamente vestidos. Por fin, creyendo que sólo podría librarse de aquel recuerdo repitiendo la experiencia, decidió rehacer a solas el camino que había seguido con su marido aquel fatídico día.

Pero en cuanto llegó a la iglesia, se dio cuenta de que algo andaba mal. En primer lugar, no había ningún camino que subiese al monte..., porque allí no había ningún monte. En realidad, el terreno era llano. No abundaban los arbustos y no había bosques en un kilómetro. Habló con un hombre del lugar, el cual le dijo que conocía bien la zona y no sabia de nada que pudiese compararse con lo que ella describía. También dijo que no había ningún banco de madera en los caminos que conocía.

A su regreso en Battersea, Mrs. Benson dijo a su marido lo que le habían dicho. Él no la creyó, pero cuando fue a la iglesia el domingo siguiente, descubrió inmediatamente que le había dicho la verdad.

Algunos años más tarde, Mary Rose Barrington y John Stiles, de la «Society for Psychical Research» fueron a aquel lugar, esperando encontrar el paisaje donde habían estado los Benson. Para decepción de Mrs. Benson, no encontraron nada que pudiese dar una explicación normal al incidente, por lo que concluyeron que todo había sido alguna especie de experiencia metapsíquica extraordinaria.

Barrington leyó los diarios de John Evelyn, esperando encontrar alguna clave del misterio. Observó que la descripción de Evelyn del paisaje de su juventud era muy parecida a la que habían dado los Benson. En una de las últimas anotaciones, fechada el 16 de marzo de 1696, Evelyn mencionaba la ejecución de tres desgraciados, uno de ellos sacerdote, que participaron en un complot de los católicos para asesinar al rey Guillermo.

Barrington sostuvo la teoría de que los Benson habían entrado de alguna manera en una «realidad desviada» y que su fascinación por John Evelyn había hecho que, de algún modo desconocido, entrase en su mundo..., un mundo que había dejado de existir 250 años atrás.

Patriotas competidores
john Adams, el segundo presidente de Estados Unidos, y Thomas Jefferson, el tercer presidente del país, tuvieron una amistad fogosa aunque competitiva cuando los dos trabajaron juntos para redactar la Declaración de Independencia. Pero fue en la muerte cuando ambos patriotas revelaron una rara coincidencia. Los dos hombres murieron en el decimoquinto aniversario de la firma de la Declaración, el 4 de julio de 1826. Y lo que es aún más curioso, parecieron haber querido vivir hasta esa fecha, en parte por un sentimiento patriótico, pero sobre todo porque ni uno ni otro quería morirse el primero.

En efecto, en su lecho de muerte, en Virginia, Jefferson pidió que le confirmasen la fecha antes de expirar, mientras que a unos 160 km de distancia, en Nueva Inglaterra, Adams musitaba sus famosas últimas palabras:

-Thomas Jefferson aún vive.

En efecto, Adams sobrevivió a Jefferson cinco horas.

Peces que atacan a los tiburones y los vencen
Los tiburones inspiran pavor a la mayoría de la gente, con sus grandes mandíbulas musculosas y desgarradoras, que pueden partir por la mitad al más robusto de los seres humanos. Pero el pequeño pez-erizo, de Sudamérica, ataca con frecuencia y destruye a los tiburones de hasta siete metros de longitud. Con su piel fláccida, salpicada de puntos espinosos, puede hincharse hasta una forma globular, logrando que las espinas se proyecten como los pinchos de un puerco espín. Además, cuando se lo traga un tiburón, el pez-erizo come y se abre camino, no sólo a través de la pared del estómago, sino que llega a atravesar los costados del animal marino.
Peces trepadores
Tal vez en cierta forma de evolución detenida, el Periaphthalmus scholosseri, un pez nativo de Malasia, a menudo vive en un medio ambiente acuático desde el que trepa a los árboles. Cuando la marea se aleja, el pez se queda en el barro y se mueve cerca de los árboles en busca de insectos. Con insólita agilidad se impulsan gracias a dos aletas parecidas a patas.
Percepción extrasensorial con bombas
La antropóloga de origen alemán Ruth-Inge Heinze, renombrada erudita en religión y chamanismo, enseña actualmente en el «California Institute of Integral Studies», de San Francisco. Pero, de no haber sido por su sexto sentido, habría perdido la vida en la Segunda Guerra Mundial.

El incidente se produjo durante una incursión aérea, cuando la doctora Heinze tenía que correr a menudo a los refugios, a causa de los ataques aéreos de los aliados contra Alemania. Pero, en aquel ataque, el bombardeo fue tan intenso que no pudo llegar al refugio. Por consiguiente, buscó la relativa seguridad de la entrada de un edificio público.

«Fragmentos de metralla de los cañones antiaéreos caían como una lluvia en todas partes -explicó más tarde-. Cientos de cañones, grandes y pequeños, disparaban sin parar contra la multitud de aviones. El hueco de la entrada apenas ofrecía protección. De pronto, sentí el impulso irresistible de salir a la calle y correr hacia la casa más próxima, que estaba a unos cien metros de distancia. Fue un milagro que no me alcanzase ninguno de los trozos de metralla que caían a mi alrededor. En el momento en que llegué a aquel edificio, la primera casa donde había estado fue alcanzada por una bomba y completamente destruida. De alguna manera, había previsto el curso de la inminente bomba».

Hoy, Heinze lo toma simplemente a broma cuando los escépticos tratan de convencerla de que la percepción extrasensorial no existe.

Percepción extrasensorial hipnótica
En los tiempos de Franz Anton Mesmer, muchos creyeron que las personas hipnotizadas se convertían automáticamente en videntes. Los mesmeristas sostenían que podían iniciar a sus sujetos a prever el futuro, ver lugares lejanos y diagnosticar las dolencias de personas que tenían delante. Sin embargo, estas teorías se extinguieron al ser mejor comprendida la hipnosis.

Pero esto no quiere decir que hayan desaparecido del todo.

Mientras se preparaba para el doctorado en Psicología en la Universidad de Cambridge, Carl Sargent decidió ver si había algo de verdad en aquellas fantásticas teorías del siglo XVIII. Para realizar su experimento, el joven psicólogo experimental reclutó cuarenta sujetos, en su mayoría estudiantes. La mitad de éstos fueron hipnotizados y puestos a prueba con las cartas corrientemente empleadas por los videntes. Los otros sujetos fueron probados con las mismas cartas, pero estando completamente despiertos.

Los resultados del experimento indicaron que el viejo doctor Mesmer podía haber tenido razón. Los sujetos hipnotizados acertaron muy por encima del cálculo de probabilidades, que habría sido normalmente de cinco aciertos en una serie de veinticinco cartas. Consiguieron un asombroso promedio de 11'9 aciertos. Los sujetos de control tuvieron exactamente los aciertos probables.

Sargent dice que su experimento demuestra algo importante sobre la naturaleza de la percepción extrasensorial; ésta es evidentemente mayor en un estado mental relajado y tal vez alterado.

Perdido y encontrado
Una muchacha, Kate, que vivía en Yorkshire, Inglaterra, soñó que se casaría con un oficial del Ejército que vestía pantalón de franela y chaqueta de tweed, llevaba bigote, fumaba en pipa y conducía un coche deportivo..

En su joven vida adulta, se trasladó a Toronto, donde conoció a un hombre que coincidía con aquella descripción. Era John Tidswell, oficial del Ejército canadiense y conductor aficionado en carreras de automóviles. Se divorció de su primera esposa y se casó con Kate el 24 de noviembre de 1956. A su debido tiempo, la pareja tuvo tres hijos: dos varones y una hembra. Su matrimonio parecía ser feliz.

Pero, un día de la última semana de julio de 1970, John tomó su balandro para un crucero en Lake Simcoe, a cincuenta kilómetros del lugar donde vivía la pareja. No volvió. Los investigadores descubrieron al fin la embarcación inservible. No había señales de John Tidswell y, el 8 de octubre de 1971, un tribunal le declaró legalmente muerto.

Y así quedaron las cosas hasta unos años más tarde, en que Kate Tidswell empezó a tener vividos sueños sobre su difunto marido. Eran tan inquietantes que, en 1979, fue a visitar a un adivino, buscando una explicación. El adivino le dijo que John estaba vivo y que vivía en alguna parte, bajo el nombre de «Halfyard».

La búsqueda de Kate la llevó a través de trece Estados. No encontró a su marido, pero sus sueños y las palabras del adivino la convencieron de que estaba en alguna otra parte.

Mientras tanto, un hombre de Denver llamado Robert Halfyard, tenía problemas legales. Había ganado un viaje a Europa, pero, cuando solicitó el pasaporte, las autoridades comprobaron sus antecedentes y descubrieron quién era en realidad: John Tidswell. Había simulado su muerte y abandonado a su familia canadiense para empezar una nueva vida en los Estados Unidos.

Su «viuda» perdió muy pronto su pensión por la carrera militar de su marido. Pero, con la misma rapidez, le demandó judicialmente, pidiendo 100.000 dólares por alimentos y manutención de los hijos.

Dijo a los reporteros que «no le veía la gracia» a la situación.

Persiguiendo a los ricos y famosos
Los fantasmas no frecuentan solamente las casas viejas y en ruinas. Incluso los famosos de Hollywood tropiezan a veces con ellos. Esta triste situación fue un constante fastidio para la actriz de origen alemán Elke Sommer y su marido, el escritor Joe Hyams, en los años sesenta.

La pareja se dio cuenta de que su casa estaba encantada poco después de comprarla en 1964. La primera testigo fue una periodista alemana que estaba tumbada junto a la piscina cuando vio a un desconocido en el jardín. Aparentemente cincuentón, vestía un elegante traje negro, camisa blanca y corbata. La invitada informó del desconocido a sus anfitriones, los cuales quedaron desconcertados por el incidente, ya que no conocían a nadie que coincidiese con su descripción. Pero, dos semanas más tarde, el desconocido compareció por segunda vez, cuando la madre de Elke Sommer se despertó y vio el mismo personaje. La anciana iba a gritar cuando la figura simplemente se desvaneció.

Las dos visitas sólo representaron el principio de los problemas de la pareja. A partir de entonces, con frecuencia se oían extraños ruidos en la casa a hora avanzada de la noche. Era un susurro extraño y, a veces, parecía incluso que alguien estaba cambiando de lugar las sillas del comedor.

Al principio, Hyams no creyó que el problema tuviese un origen sobrenatural; cortó los árboles y arbustos más próximos a la casa para evitar los susurros. Pero sus esfuerzos sirvieron de poco para eliminar el problema. Cada noche, antes de retirarse, cerraba cuidadosamente las puertas y ventanas, pero, por la mañana, encontraba abierta una ventana de la planta baja. Con frecuencia oía Hyams que la puerta principal se abría y cerraba durante la noche, pero la encontraba cerrada por la mañana. El frustrado escritor instaló por fin tres pequeños transmisores de radio alrededor de la finca, pero no pudo sorprender a ningún merodeador responsable de aquellas molestias.

Por último, en la primavera de 1965, la pareja dejó la casa al cuidado de un amigo durante un viaje a Europa. Por mucho cuidado que pusiera éste en cerrar la puerta principal, la encontraba abierta de par en par el día siguiente. Y aquel mes de agosto, el fantasma repitió su visita cuando el hombre que cuidaba de la piscina vio un desconocido acechando en el comedor. El intruso medía casi metro noventa de estatura, era robusto y llevaba camisa blanca y corbata. El empleado pensó que el desconocido era un merodeador hasta que el hombre desapareció ante sus ojos.

Viendo que no podía solucionar el problema, Joe Hyams se puso al fin en contacto con la «Society for Psychical Research», de California del Sur, que encargó el caso a la doctora Thelma Moss. A la sazón psicóloga del Instituto Neuropsiquiátrico de UCLA, Moss llevó varios médiums a la casa, algunos de ellos tan famosos como la hoy difunta Lotte van Strahl y Branda Crenshaw. Algunos de los médiums sintieron inmediatamente la presencia del fantasma y sus descripciones combinadas coincidieron con las declaraciones de los testigos oculares. Como toda la información referente al caso había permanecido secreto para ellos, Moss creyó que aquellas coincidencias eran sumamente significativas. Los médiums describieron el fantasma como un caballero cincuentón que había muerto de un ataque cardíaco. Pensaban que estaba relacionado de algún modo con la casa y no quería marcharse de ella.

Mientras se practicaba la investigación, Hyams habló con los anteriores propietarios de la casa. Por lo visto, también ellos habían experimentado molestias parecidas cuando vivían allí. La casa parecía estar permanentemente encantada, pero este descubrimiento no intimidó al escritor californiano.

Sea quien o lo que fuere el fantasma -declaró en un reportaje publicado en el Saturday Evening Post-, no dejaremos que el miedo nos eche de nuestra casa.

Pero en definitiva se marcharon de allí. Cuando Moss hubo terminado su investigación, Sommer e Hyams contrataron a otra médium para que estudiase la situación. Jacqueline Eastlund examinó la residencia en 1966 y después advirtió a los dueños: «Veo su comedor en llamas el año próximo. Tengan cuidado». La fastidiada pareja decidió por fin vender la casa en 1967, pero un misterioso incendio estalló en el comedor antes de que se marchasen. La causa del fuego, lo mismo que la presencia del fantasma, no ha tenido nunca explicación.

Personas con piel azul
La gente con piel azul constituye algo raro en la Naturaleza, pero, en la mayoría de los casos, esto se puede explicar biológicamente. Por ejemplo, algunos nativos de los Ozarks, presentan un tinte de color azul pastel debido a anomalías genéticas causadas por décadas de casamientos entre consanguíneos. Algunas enfermedades conocidas pueden también originar una decoloración azulada de la piel. Pero en los altos Andes chilenos, se descubrió un grupo de auténticas personas de piel azul, a una altura de 7.500 m, más elevada de aquella a la que se creía que los seres humanos eran capaces de sobrevivir durante períodos prolongados.

John West, montañero y fisiólogo en la Universidad de California, en la Facultad de Medicina de San Diego, descubrió al pequeño grupo de mineros cuya piel, de manera evidente se había vuelto azul para adaptarse a la carencia de oxígeno a casi 6.000 m por encima del nivel del mar. Al parecer, los mineros producían grandes cantidades de hemoglobina, el pigmento de los glóbulos rojos que acarrea el oxígeno. El exceso de hemoglobina, que aparecía a través de la piel, les confería su tono azulado. Los hombres, probablemente, habían aumentado la profundidad y el ritmo de su respiración. Y dado que habían nacido y se habían criado a altitudes elevadas, ya tenían una ventaja de partida en su adaptación.

Como es natural, los sacerdotes tibetanos también pasan mucho tiempo a unas altitudes igualmente elevadas, pero los mineros de los Andes lo hacen mientras realizan un trabajo agotador.

Pirómano pintado
Niño llorando, un cuadro muy popular que se vende en las tiendas inglesas, representa a un niño de rostro angelical con una lágrima que corre por su redonda mejilla rosada. Sin embargo, el retrato puede no ser tan inocente como aparenta el niño, según la opinión de un bombero jubilado de Yorkshire, Inglaterra.

La primera vez que Alan Wilkinson tuvo la impresión de que había algo curioso en ese cuadro fue cuando lo encontraron, intacto, entre los escombros de una casa totalmente destruida por un incendio.

Durante los años que siguieron, Wilkinson logró recopilar 50 relatos similares, sólo en Yorkshire. Un caso típico ocurrió en una casa derruida casi por completo por el fuego. Los cuadros de todas las habitaciones quedaron destruidos por las llamas y "Niño llorando" fue hallado sin ni siquiera una mancha.

Como la historia de "Niño llorando" fue divulgada por la Prensa local, se llegó a decir que el cuadro era el verdadero responsable de los incendios ocurridos. Algunas personas que poseían dicho cuadro, convencidas de que estaba embrujado, lo retiraron de sus casas.

Una mujer le llevó su reproducción directamente a Wilkinson para que él se la destruyera. Wilkinson lo dejó en la central de bomberos y ese mismo día un horno en la cocina se recalentó, quemando la comida de todos los bomberos.