Los monstruos marinos

El barco estaba atrapado en una desesperante calma que hacía imposible la navegación a vela. La humedad era terrible y el calor hacía molla en una tripulación acostumbrada al frío. El velero danés capitaneado por Jean Magnuns Dean se hallaba cerca de la costa occidental de África. Para que sus hombres no fueran presa del tedio mandó que se construyeran unos andamios con los que poder sumergirse por los costados de la nave con la intención de limpiar el casco, agrietado por las duras condiciones climáticas. Tres marineros fueron los encargados de ajustar las estructuras de madera a babor y estribor. Todo transcurría dentro de la normalidad hasta que, de repente, un gigantesco tentáculo cogió a dos de ellos, sumergiéndolos al instante. Los gritos alertaron al tercer hombre, que se aferré como pudo a las cuerdas, pero otro tentáculo salió del agua y lo agarró con fuerza mientras llamaba desesperado a sus compañeros. Una lluvia de arpones salió de la nave, hincándose en la carne del monstruo, que por fin solté a su presa. El marinero fue subido al barco. La presión de aquel enorme tentáculo lo había dejado inconsciente. Horas más tarde despertó, pero, según cuenta el acta de navegación, murió presa de un ataque de locura.

El Kraken, el diablo del mar, ha aterrorizado a generaciones enteras de marinos

La verdad es que hasta ahora no hay pruebas científicas de que existan pulpos de tal tamaño en el interior de nuestros océanos, lo cual no descarta que criaturas de esta índole habiten en lo mas oscuro de las fosas abismales.

Las cualidades luminicas de algunos tipos de calamar los convierten en verdaderos espectaculos submarinos
Desde muy antiguo se narran relatos sobre tripulaciones atacadas por el descomunal calamar

Existe un precedente en los calamares gigantes. Científicos y naturalistas de todo el mundo defendieron que era imposible su existencia hasta que se demostró lo contrario. De hecho, son más numerosos de lo que se había pensado.

Las crónicas sobre monstruos marinos y los cuadernos de navegación que hablan de ellos son casi incontables. La veracidad de algunas de esas historias se ha podido demostrar más tarde. Tal es el caso de un pesquero surafricano que capturó por casualidad un celacanto en 1938, un auténtico fósil viviente que se suponía desaparecido hace 70 millones de años. Perteneciente a una especie que surgió sobre nuestro planeta hace 300 millones de años, posteriores capturas demostraron que esta rareza biológica seguía entre nosotros.

Hasta ahora no hay pruebas cientificas de que existan pulpos de tamaño gigantesco en el interior de nuestros oceanos, lo cual no descarta que criaturas de esta indole habiten en lo mas oscuro de las fosas abismales.

Volviendo al caso de los pulpos gigantes, inmortalizados en el cine y en novelas de ficción como Veinte mil leguas de viaje submarino, del genial Julio Verne, encontramos más historias que refrendarían su existencia. El naturalista Denys Montfort se trasladó en 1790 al puerto de Dunkerke para recoger relatos de los viejos balleneros. En sus escritos narra que uno de los capitanes más famosos le contó con todo lujo de detalles cómo después de sacar una ballena a la superficie arrancó de su boca un trozo de tentáculo de más de 10 metros. Cada una de sus ventosas era del tamaño de un sombrero; estaban alineadas de dos en dos, igual que las de un pulpo común. El naturalista calculó que la longitud del tentáculo podía ser de unos 20 metros. El ejemplar al que pertenecía era un auténtico monstruo marino.

Las cronicas sobre monstruos marinos y los cuadernos de navegacion que hablan de ellos son casi incontables

LOS CALAMARES GIGANTES

El 30 de noviembre de 1861 el cañonero francés A/ecton surcaba las ricas aguas que rodean las islas Canarias. Después de que el vigía avistara una masa informe en la superficie, el capitán se decidió a acercarse hasta ella para ver qué era. Desde el barco arponearon la pieza y, al intentar subirla a bordo, comprobaron que se trataba de un calamar de un tamaño jamás descrito por la ciencia hasta aquel momento. Los naturalistas de la época no creyeron a los marinos franceses; algunos afirmaron que lo que habían visto no era más que un grupo de algas en descomposición. Hasta hace relativamente poco no se ha demostrado que el arquiteutis o calamar gigante es una realidad. En España tenemos la suerte de contar con el único museo del mundo que guarda una colección de estos maravillosos ejemplares. Su director, Luis Laria, todo un enamorado de los misterios marinos, se ha encargado de ir recogiendo los cadáveres que de vez en cuando aparecen cerca de la costa cantábrica. Apenas se sabe cuáles son las costumbres de este extraño animal. Tan sólo que su crecimiento es muy rapido y que voracidad lo convierte en un enemigo letal en las bajas profundidades.

Aunque suelen confundirse, el pulpo gigante no tiene nada que ver con el kraken
Muchos pescadores han encontrado en sus redes ejemplares exoticos o desconocidos

Otro aspecto importante es el hecho de que en el mar Cantábrico y en las costas canarias es donde posiblemente se encuentran en mayor número. Dicho de otra manera, no deja de ser curioso pensar que las aguas territoriales españolas son unas de las más propicias del mundo para encontrar monstruos marinos. Esperemos que, como ha sucedido hasta ahora, este tipo de ejemplares y otros cuyas características desconocemos sigan apareciendo muertos en la superficie. Si el leviatán u otros de su especie existen, mejor que sigan morando a miles de metros de profundidad.

EL OGOPOGO

Desde tiempos inmemoriales los indios canadienses hablan de la existencia de una serpiente gigante en el lago Okanagan, en la Columbia Británica. Su nombre es Ogopogo o Naitaka y su ferocidad es propia de un demonio. Nadie pensó jamás que tal leyenda fuera cierta hasta que en 1854 el monstruo atacó a un indio mestizo, matando a varios de sus caballos. Desde ese instante se cuentan por cientos los testigos que afirman haber visto a la serpiente, siempre coincidiendo con los meses más calurosos del año, como si las altas temperaturas la animaran a acercarse a pocos metros de la superficie. Ninguna expedición ha podido jamás demostrar su existencia, pero tal vez la escurridiza criatura siga habitando en lo más profundo del misterioso lago.

SERPIENTES GIGANTES MARINAS

En 1966 dos marineros de la armada británica, John Ridgway y Chay Biyht, atravesaban el océano Atlántico a remo realizando una proeza que se convertiría en épica. Una noche afirmaron haberse topado con una serpiente marina de no menos de 10 metros de longitud. Según su relato, tenía fosforescencias y se movía a una gran velocidad. Otro avistamiento de una especie que jamás ha sido descrita por la ciencia.