La mitología griega habló de ellos. La Biblia avisó de su terrible poder. La furia de los titanes y la maldad del leviatán están reflejadas en textos antiguos que para muchos no son más que fábulas alimentadas por la imaginación de los marineros durante siglos. Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta qué extraños animales y qué peligros ocultan nuestros océanos.

En un planeta que no debería llamarse Tierra sino agua, pues dos tercios del mismo están cubiertos por este elemento, el gran reto del hombre, antes que explorar el espacio exterior, es conocer las profundidades de ese mar inmenso que nos rodea, nos atrae y nos fascina, a la vez que nos aterra. El océano ha sido desde siempre dueño de un misterio inmenso cuyo conocimiento es una meta sólo posible para los más audaces.

Cuentan las viejas historias griegas que Ulises, en uno de sus increíbles viajes, vio a unas criaturas mitad mujer y mitad pez que eran capaces de volver locos a los hombres y atraerlos hasta si tan sólo con sus penetrantes lamentos. La solución del intrépido héroe ante tal peligro fue taponar los oídos de sus marineros para que no oyeran nada, mientras que él se amarró al palo mayor para hacer imposible su huida. Ulises y su tripulación sobrevivieron y crearon un mito que pasó a formar parte de la historia de los hombres.

Es más que probable que esos hechos jamás sucedieran. Sin embargo, a finales del siglo XIX el maestro William Munro afirmó haber visto una sirena en una de las playas del condado escocés de Caithness. Al principio creyó que era simplemente una mujer desnuda víctima de un naufragio que había terminado encaramándose a una roca. Al acercarse pudo contemplar su belleza. Su pelo era sedoso, de color castaño, muy largo y ensortijado. Miraba el horizonte mientras peinaba. su precioso cabello con los dedos. Pudo contemplarla durante cuatro o cinco minutos, hasta que la sirena se deslizó desde la roca hasta el mar, del que supuestamente había salido. Esta historia provocó un gran revuelo en la sociedad inglesa, un acalorado debate que llegó hasta los periódicos más importantes de la nación, como el diario londinense The Times. Ante la polémica desatada, el propio Munro envió una carta al periódico que terminaba de la siguiente forma:
“(....) Un fenómeno poco menos que increíble para los naturalistas, así como al convencimiento de los escépticos, siempre dispuestos a dudar de lo que son incapaces de comprender”.

Nadie sabe a ciencia cierta que extraños animales y que peligros ocultan nuestros océanos

Los misterios que alberga el mar son tan románticos como desconcertantes. Puede que esta historia transporte al lector hasta un tiempo mágico, pero no es ni mucho menos el único caso de sirenas documentado. En 1717 se publicó un libro con el dibujo de un ser mitad mujer mitad pez capturado en el distrito de Ambonia de la isla de Borneo. Incluso el zar Pedro el Grande pidió información de lo acontecido en las costas de Asia a sus hombres de máxima confianza, que no pudieron darle mas detalles de lo sucedido. Unas 30 personas vieron a aquel ser, que falleció cuatro días después de su captura. Dijeron que se negó a comer y que sus gritos impactaron terriblemente a los marineros, que se quedaron atónitos mirando los ojos de aquella criatura. Es muy posible que las sirenas, si es que alguna vez existieron, se hayan extinguido para siempre. Pero casi con toda seguridad fueron simplemente fabulaciones de unos hombres a los que hace tiempo se les olvido la magia de los sueños. hoy la ciencia ocupa este lugar, con los aspectos positivos y negativos que ello conlleva. Lo cierto es que los misterios del mar siguen siendo un reto para el hombre.

A finales del siglo XIX el maestro william Munro afirmo haber visto una sirena en una de las playas del condado escoces de caithness